DESARROLLO.-
En las obras de la casa jesuita intervino, en el siglo XVII, el hermano de la orden Marcos Guerra, que llevó la influencia de la arquitectura italiana a Quito, pero la fachada que vemos no se realizó hasta el siglo XVIII, también intervinieron de la mano de Marcos Guerra; Jorge Vinterer, Leonardo Deubler, Venancio Gandolfi y Hermano de la Cruz, diestros en diferentes artes y oficios como fueron; la arquitectura, la talla, la escultura y la pintura, quines dieron forma y singular estilo al templo jesuita.
Es uno de los mejores ejemplos de arte barroco quiteño. Su fachada es muy bien decorada y elegante. Por dentro el templo es impresionante, todo cubierto de oro. Es una joya del pasado que esta intacta en el presente.
Este templo se lo construyó desde 1605 hasta 1765. Aportó también con grandes artífices que cubrieron con oro y magníficas pinturas la iglesia, muchos artistas como fueron; Nicolás Goribar, Bernardo de Legarda, Alejandro Salas, y la mano de orba anónima de la inconfundible Escuela Quiteña, dejaron huella en la exuberante decoración del templo.
A mi punto de vista la pintura del infierno es muy impresionante, debido a que nos deja anonadados y pensar en el dominio por parte de la iglesia hacia los indígenas que si nosotros nos hubicaramos en sus zapatos nos dariamos cuenta de como fue la explotación y como esta pintura tiene un impacto total para que tranquilamente los pobres indígenas sean sometidos por su miedo de llegar al infierno y no al cielo.
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