El arquitecto extremeño Francisco Becerra, que se hallaba por aquel entonces en Quito, trazó los planos de la iglesia y convento de San Agustín, hacia 1580 ó 1583.
En 1606 se firmó contrato con el arquitecto español Juan del Corral, casado con quiteña, para la edificación. Terminada la obra arquitectónica, se mandó traer de Roma retablo para el altar mayor y se hizo la talla de los altares laterales. Todo aquello estuvo terminado para 1650. La fachada se trabajó según consta la inscripción puesta sobre la puerta de entrada entre 1659 y 1669. Por aquellos mismos años se hacía la obra de los claustros y Miguel de Santiago pintaba para ellos los bellísimos lienzos de la vida de San Agustín -de 3 metros por más de 2.
En ellos reinterpretó cromáticamente y dio vida y ambiente a los grabados del flamenco Bolswert que le sirvieron de modelo. Además de esta serie, hay en San Agustín otra importantísima obra de la Escuela Quiteña, del mismo Miguel de Santiago: el cuadro llamado de la Regla, colosal tela de 8 metros por más de 6, que está sobre el presbiterio del templo.
Pero hay mucho más que admirar en San Agustín: numerosos rasgos originales del columnario de los retablos de la iglesia, la belleza del claustro con sus galerías superpuestas, y la Sala Capitular.
Pero hay mucho más que admirar en San Agustín: numerosos rasgos originales del columnario de los retablos de la iglesia, la belleza del claustro con sus galerías superpuestas, y la Sala Capitular.
A la mitad del tramo oriental del claustro se abre la puerta de la Sala Capitular, célebre porque en ella se firmó el Acta del 10 de Agosto de 1809.
Tiene en su testero un hermoso calvario de Olmos, imaginero quiteño de comienzos del XVIII, y, al extremo opuesto, la tribuna para el orador o lector, de riquísima talla, coronada por preciosa concha ribeteada por calado de fino encaje. El artesonado de la bóveda está adornado con numerosas telas y en los faldones hay lienzos de motivos hagiográficos, dieciséis de un lado y dieciséis del otro. El de la muerte de San Agustín y el de San Jerónimo son de Miguel de Santiago; una Pietá, probablemente, de Ribalta.
San Agustín, iglesia y claustro, con todas las obras nombradas y otras más, es una verdadera pinacoteca del arte colonial quiteño.
Recalcando queMiguel de Santiago pintó una serie completa de la vida y obra de San Agustín. A los costados del altar mayor de la iglesia se encuentran dos cuadros de gran formato.
Para el prior de San Agustín, Patricio Villalba, De Santiago es "sin duda" el mejor pintor colonial, y restaurar sus obras en un taller abierto al público significa "apropiarse" de la conservación pues, opina, "el patrimonio no solamente es pasado, es patrimonio en la medida en que lo conocemos y valoramos".
"Una manera de preservar es que la gente conozca y valore, caso contrario, aunque exista, se pierde porque está escondido", dice el sacerdote, empeñado en que el arte religioso de antaño y los gruesos muros del convento se sumen a los cimientos que refuercen la identidad nacional.
Cabe señalar que en los corredores Norte y Oriental del Convento de San Agustín se han instalado los talleres para iniciar este gran reto de restauración: “Miguel de Santiago bajo la inspiración de grabados flamencos incorporó variantes lumínicas y cromáticas, así como referencias iconográficas que le otorgan a su obra y a su taller una reconocida personalidad, plasmada en la serie de pinturas de gran formato sobre la vida de San Agustín. Su puesta en valor es un justo homenaje no sólo a este autor, sino al arte religioso quiteño del siglo XVII, de reconocido valor nacional y universal” destaca la restauradora Rosa Torres.
El valor estético de varias de las obras ha estado en espera de su recuperación por mucho tiempo; una anterior intervención fue realizada en 1974 por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural - INPC, pero debido a circunstancias de orden administrativo este proceso quedó inconcluso, revela la experta.
En lo fundamental esta recuperación patrimonial comprende las siguientes actividades técnicas: desmontaje de las obras, estudio del estado de afectación de cada una de ellas, diagnostico, propuestas de intervención, y procedimientos de conservación y restauración.
Algunas de las obras de Miguel de Santiago deberán ser prioritariamente intervenidas en atención a su grado de deterioro.
“Mediante la restauración de las obras de Miguel de Santiago, estamos contribuyendo a recuperar el patrimonio pictórico de Quito y el país que es parte trascendente de su cultura y de su historia”, señaló finalmente la Restauradora Rosa Torres.
En lo fundamental esta recuperación patrimonial comprende las siguientes actividades técnicas: desmontaje de las obras, estudio del estado de afectación de cada una de ellas, diagnostico, propuestas de intervención, y procedimientos de conservación y restauración.
Algunas de las obras de Miguel de Santiago deberán ser prioritariamente intervenidas en atención a su grado de deterioro.
“Mediante la restauración de las obras de Miguel de Santiago, estamos contribuyendo a recuperar el patrimonio pictórico de Quito y el país que es parte trascendente de su cultura y de su historia”, señaló finalmente la Restauradora Rosa Torres.
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